Una realidad que no se puede negar en la actualidad, es que el siglo XXI presenta una situación cambiante, en la que el conocimiento tiene una vigencia mínima y una extensión ilimitada, que se da en un plano global, lo que genera una relación profunda y cercana entre todos los habitantes del planeta y en la que hay presiones por competir en los ámbitos laborales y de mercado. Por tanto es importante, establecer la diferencia entre educar y capacitar, partiendo que educar va más allá del proceso de incorporación al acervo personal, de contenidos nuevos sino que trasciende a un proceso de construcción de uno mismo, dejando a un lado la simple adquisición de conocimientos, aunque en la práctica de muchos docentes no se ha dado este tránsito, ya que se observa la poca importancia que se da a la modificación personal del aprendiz. El aprendizaje significativo cobra importancia, porque va más allá del saber para incorporarse a un proceso de aprendizaje continuo, que modifica la estructura cognitiva del sujeto. En este plano significatividad implica que se asimila y se integra a conocimientos anteriores, por lo que el discurso magisterial pierde esencia, ya que el lenguaje no debe ser la única vía para propiciar el aprendizaje. Se abre una perspectiva para el docente al aprendizaje situado, como una forma de ubicar procesos que permitan la acción del sujeto para el desarrollo de competencias. La situación de aprendizaje, tiene que ser una posibilidad para el alumno. De esa manera podrá arribar a las competencias, las cuales tienen múltiples formas de ser definidas, pero quizá la más importante que se debe tener en cuenta, es que las competencias no son conocimientos, sino que van más allá de ellos como lo indica Perrenoud son capacidades de actuar de manera eficaz en un tipo definido de situación. Las competencias, tampoco son patrones de comportamiento operativo u organizacional, podría decirse que son una forma de cargar el aprendizaje de pensamientos, acción y comprensión, y que como lo señala Gonczi son integrales y holísticas.
Desde este enfoque, un docente no puede ser la persona que dicte cursos, sino el que capacite. Colocando al estudiante en situaciones, que lo obligan a alcanzar un objetivo, resolver problemas, tomar decisiones, que sugiere y hace vínculos entre saberes y situaciones concretas. Pero hay que distinguir esta capacitación del sentido empleado en el mundo de la industria. También es importante señalar que lo discursivo no es inadecuado, únicamente no tiene el peso estricto del proceso. Las habilidades, valores, actitudes son conocimientos a partir de los cuales se dan las actuaciones de los sujetos y éstos, que son construidos previamente, son movilizados a través de modelos por el aprendiz y pueden ser solicitados a partir de situaciones de aprendizaje por el docente.
Una competencia organiza un conjunto de esquemas, para llegar a ella, es necesario, el diseño de situaciones problemáticas que obliguen a los alumnos a asumir un conflicto cognitivo en el que reorganicen sus esquemas. En el marco constructivista se requiere un sistema en el que las invariantes funcionales, es decir, la organización de los esquemas y el proceso de adaptación lleven a la asimilación y acomodación, la acomodación es una modificación de los esquemas de asimilación por influencia de situaciones exteriores (medio) en las que se aplica.
Así, el aprendizaje situado debe tener o generar interés y posibilidades reales para el estudiante, este interés puede expresarse como una posibilidad de entender, comprender y transformar la realidad, implica favorecer el descubrimiento. Para poder situar el aprendizaje adecuadamente hay que remontarse a la zona de desarrollo próximo, que se asumirá cuando lo interactuado en colectivo o individual en el manejo de esquemas sea incorporado en el plano intrapersonal.
Si bien, la tendencia actual de la educación orienta al desarrollo de la competencia, en un mundo en el que todo aparenta ser más cercano, más abierto y transparente, hoy más que nunca se tiene que orientar a los alumnos en la formación de su persona, en la que sus valores y las elecciones críticas que haga, tiendan a la continuidad de la especie, la naturaleza y el mundo.
El aprendizaje no es trivial, es lo que en esencia a una persona, lo hace más humano, lo hace estar en y con el mundo y no puede ser valorado únicamente por su contenido sino por el procesos, con que la persona expresa la construcción intrapersonal que ha hecho, a partir de situaciones de aprendizaje que dialógicamente ha experimentado.
Sandra Lizama.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario